domingo, 6 de abril de 2008

Bienvenido al siglo XXI

Hace meses que le venía insistiendo a mi tío que vive en el exterior, que en lugar de comunicarnos por cartas o por teléfono sería más cómodo que empezara a usar correo electrónico. Le decía que sus cuarenta años de edad y su poca experiencia con computadoras no tenía por qué ser un impedimento, si hasta la abuela (que lo dobla en edad) había aprendido en tan poco tiempo, él no tendría problemas.

Finalmente accedió a hacer el intento. Un fracaso. Se sentó en su cuarto frente al computador y con mucho esfuerzo y paciencia logró apañárselas para escribir el correo. Pero más tarde, por más que insistió, protestó y se quejó, no pudo convencer a los funcionarios de que lo enviaran. Los muy bastardos quisieron hacerle creer que los correos electrónicos no se envían desde allí.

- ¿Pero es que acaso no es ésta la oficina de correos?

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